Emociones: Aliadas para crecer
Las emociones son un regalo de la VIDA porque nos ayudan a saber cómo está nuestro corazón, si hay algo que necesitamos sanar para sentirnos más livianos y avanzar en paz y felices.

Todas las emociones traen aprendizajes y mensajes que nos invitan a crecer como personas, por eso al darles la bienvenida conscientemente y saber que son pasajeras, adoptamos una mentalidad abierta para entender qué es lo que tienen para decirnos, gestionarlas desde el amor y por supuesto generar cambios sustanciales acerca de nuestro autoconocimiento, la comprensión de otras personas o situaciones en general de una manera constructiva.
Si bien, emociones como la tristeza, el miedo y la ira, son algunas en las que no queremos permanecer por mucho tiempo, no las podemos catalogar como negativas porque todas las emociones son necesarias para disfrutar la vida y por lo tanto son neutras. Por ejemplo, para poder disfrutar de la felicidad es necesario pasar por la tristeza, así se valora mucho más el estado en el que queremos permanecer.
Ver las emociones de esta manera nos permite mejorar nuestra paciencia con nosotros mismos y los demás, aumentar el amor propio y perdonar a quienes nos han herido.
Algunos mensajes que pueden traer las emociones:
El miedo nos alerta de un peligro y eso hace que busquemos un lugar seguro, que huyamos o pidamos ayuda. Esta emoción nos activa si llegamos a un estado de parálisis, nos pone en acción para hacer o avanzar en algún tema que tenemos pendiente.
La tristeza nos ayuda a pasar por procesos dolorosos, nos indica por ejemplo que hay una necesidad de sanar una herida, dejar ir a alguien o algo (una situación), hacer un proceso de duelo, perdonarnos a nosotros mismos o a los demás.
La ira puede estar evidenciando que algo de nuestro ser, nuestra esencia, algún valor de los “no negociables” está siendo vulnerado o maltratado en una relación o situación. Entonces la ira nos llena de fuerza para poner límites y garantizar el respeto de ese valor.
La felicidad nos invita a compartir, a agradecer, disfrutar y hasta embellece nuestro rostro. Es una emoción y un estado en el que queremos permanecer, que nos ayuda a ver lo positivo de cada situación, a rendir al máximo, ser resilientes y fluir con los cambios.
5 pasos para gestionar las emociones:
Recomiendo seguir este proceso para gestionar con éxito cada emoción, aprender de ella y crecer como personas:
1. Recuerda la causa: Hacer un alto y pensar qué nos ha causado esa emoción, si fue la presencia de una persona, una situación o una acción. Por lo general nos afecta más o nos duele más lo que hacen las personas que amamos.
2. Identifica la emoción: Saber exactamente qué es lo que se siente (rabia, tristeza, miedo, felicidad, asco, etc.) facilita el proceso para reconocer qué es lo que se está vulnerando en nuestro interior y cuál es el aprendizaje que debemos tener.
3. Expresa/ventila la emoción: Permitirnos un espacio para ventilar lo que sentimos, qué lo ocasionó y lo que creemos debemos aprender de esa situación.
Esto evita que la emoción eche raíces en nuestro ser para que no se nos convierta en una amargura constante. Aquí algunas ideas de escenarios para expresar las emociones:
Compartirlo y entregarlo a Dios, al Ser Supremo, al Universo, al Amor Infinito. Esta es mi favorita porque además de compartirlo, se lo entrego y por lo general entiendo lo que debo aprender como por arte de magia.
Conversarlo con alguien en quien confiemos, que sabemos que nos quiere y le importa nuestra felicidad.
Escribir, pintar, bailar o cantar pensando de manera consciente lo que se hace para expresar la emoción, la causa y el aprendizaje.
4. Practica la ciencia de la paz = La Paciencia: No forzar o querer salir de la emoción rápido. Recordar que las emociones son pasajeras y que, así como llegaron, se irán en el momento preciso, que por lo general es cuando hemos aprendido algo. Esperar a que llegue el momento adecuado.
5. Deja ir la emoción: Por lo general no nos damos cuenta de manera consciente de este paso, porque simplemente ya estamos en un estado pleno; pero ocurre y es en este momento cuando le damos la bienvenida a la sanidad emocional; que se logra perdonando, a veces a nosotros mismos, a veces a los demás y superando una situación difícil.
Una vez terminamos el proceso para gestionar la emoción, solo nos queda mirar atrás, felicitarnos por la valentía de haberlo logrado y confirmar que todo es para bien, que cada situación nos hace crecer y nos prepara para disfrutar de la felicidad, el amor, el gozo y la vida.