Incertidumbre: Picante de la vida
Estos tiempos en los que la incertidumbre, una emoción silenciosa, invade el mundo a causa del Covid -19, necesitamos aprender a saborearla, sin que nos intoxique. Esto es una oportunidad para descubrir cómo gestionar la emoción, aceptarla, incluso celebrarla y disfrutar nuestro desconocimiento sobre lo que pasará en el futuro; porque la incertidumbre es la que le pone emoción, retos y picante a la vida.

“La incertidumbre de un diagnóstico nos parece peor, muchas veces, que uno negativo. Más que mera curiosidad, nuestro deseo de saber es una profunda necesidad existencial, porque si saber es poder, entonces no saber es debilidad... Debemos aprender a celebrarla”. Tal Ben-Sahar
En los momentos de incertidumbre pasan muchas cosas por nuestra mente. Solemos hacernos preguntas como: ¿Así va a ser toda mi vida? ¿Este es el plan que debo cumplir? ¿Por qué las cosas no se dan?... Esto hace que caigamos en uno o dos errores:
El conformismo: Es quedarse pasivo frente a la vida, no moverse para cumplir o alcanzar los sueños, estancarse en lo que podría o hubiera podido ser y no aceptar todas las oportunidades que tenemos en el presente.
La desesperación: La pérdida de esperanza en lograr lo que realmente anhela nuestro corazón, hace que busquemos la felicidad en “cisternas rotas” o lugares equivocados, tales como hacer dinero fácil, consumir alcohol, buscar poder sobre otros o decidir estar con una pareja solo por miedo a la soledad y no por amor, entre otras cosas…
¿Cómo disfrutar ese picante de la incertidumbre?
Lo primero que podemos hacer es recordar o traer a la conciencia que durante toda la vida hemos vivido con incertidumbre, no es algo nuevo, es una “compañera” que hemos tenido siempre a nuestro lado. Así que lo primero que podemos hacer es aceptarla, darle la bienvenida de manera consiente, dejar de ignorar la realidad actual y la dolorosa duda que podemos tener sobre el futuro.
Adicional a lo anterior, permitámonos sentir: ser humanos. No es malo sentir ansiedad, miedo, desesperanza; de hecho, es necesario hacerlo, así que te animo a que no ignores lo que sientes, recuerda que todas las emociones son pasajeras y nos traen aprendizajes. También debemos expresarlas, ya sea hablando con alguien que nos quiere o escribiendo en un diario; esto hará que podamos esperar con más paciencia que la emoción se marche de nuestro ser, aprender y sentirnos cómodos viviendo con la incertidumbre o duda de lo que pasará en el futuro.
En tercer lugar, te invito a vivir en el presente entrenando la mente y el alma. Esto nos ayudará a no perder de vista todas las oportunidades que nos ofrece el hoy, lo que tenemos para agradecer en este momento, que todo es para bien o por lo menos todo lo que nos pasa podemos verlo como algo constructivo, para mejorar y cambiar de perspectivas, con el objetivo de disfrutar la vida y cumplir nuestro propósito.
El ejercicio práctico para lograr este entrenamiento de mente y alma es dedicar 20 minutos diarios a meditar u orar; sentir nuestra respiración y observar todos los pensamientos que llegan a nuestra mente para desechar aquellos que no nos dan paz y acoger los que nos empoderan, nos llenan de ilusión y confianza.
Solo cuando hacemos esto con regularidad empezamos a sorprendernos por lo maravillosa que es la vida y es como si mágicamente comenzaran a ocurrir milagros sobre nuestras vidas.
Finalmente, te comparto uno de mis pensamientos favoritos por esta época: Esta crisis de la pandemia sin duda nos está haciendo crecer como personas, por eso no pierdo la esperanza de que saldremos de ésta, la superaremos como humanidad siendo mucho más fuertes y felices.